Para hablar de publicidad tal y como la entendemos hoy, hemos de remontarnos al siglo XVIII. Momento en el que aparecieron anuncios daban a conocer productos y servicios, donde básicamente se informaba del contenido y precio del mismo. Por aquel entonces, esos anuncios se hacían en los propios periódicos o gacetas de la época.
Hay que esperar cerca de cien años para experimentar un nuevo cambio en materia publicitaria. Ya en el siglo XIX, se debe mencionar de manera excepcional el auge del cartel. Hacia finales de 1850 aparecieron lo que aún hoy perdura configurado como una manera clásica de hacer publicidad, es decir, los carteles publicitarios fijados en fachadas, establecimientos y conocidos como hombres anuncio. Esta gran contribución a la publicidad se debe en gran medida a autores y artistas del momento como Lautrec, Morris o Gaudí.
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Este sería el modelo implantado en todo el mundo hasta bien entrado el siglo pasado. Allá por la tercera década del XX comenzarían a surgir las conocidas como agencias de publicidad, fundamentalmente en Estados Unidos y Europa coincidiendo con el final de la I Guerra Mundial. En este tercer gran avance publicitario de la Edad Moderna destaca la preparación de los equipos de trabajo, esto es, un grupo de profesionales especializados en áreas concretas como la redacción o la ilustración.
Durante el siglo pasado surgieron numerosas nuevas formas de hacer publicidad que no hicieron más que aupar a este sector al lugar tan importante que hoy en día ocupa. En los años 30 y 40, el auge de la publicidad tuvo lugar en la radio; y concretamente de la mano de los jingles. Unas canciones creadas y destinadas para publicitar al anunciante y su producto.
De ahí, pasamos a la década de los 50 y la aparición dela publicidad en el cine. En primer lugar, de la mano de los dibujos animados, gracias por ejemplo a Walt Disney. A partir de ese momento, el cine dejó de ser simplemente una exposición de diapositivas para impulsar el desarollo de la publicidad.
Pero el paso final de consolidación que dio la publicidad se produjo durante las décadas de los 60 y 70 en televisión. La gran fuerza de este medio para cambiar los hábitos de los consumidores hace de él un medio indispensable en nuestros días para publicitarse. Gracias a la Tv, han surgido gran cantidad de anunciantes, agencias y, por supuesto, anuncios.
En los años 90 y con la entrada del nuevo milenio se traspasó al Marketing Directo y a Internet.
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Pero, ¿Qué sucede con la publicidad hoy?
La publicidad emitida en televisión ha cambiado mucho, al igual que los programas que se emiten actualmente. El 'todo vale' y la representación de una realidad no existente se han convertido en la consigna de los publicistas y responsables televisivos.
¿Ganará el TODO a la verdad y moralidad?
Quizá si echamos un vistazo a los anuncios que hoy día se emiten por televisión este pensamiento se reafirme. Pero no hace falta irse a EEUU para observar que los anuncios elaborados y utilizados por las agencias de publicidad se salen de lo común y rayan en lo anormal, a pesar de que ellos nos quieran “meter en la cabeza” la normalidad del asunto.
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Estamos hartos ya de ver anuncios en los que el ser humano no vale nada, la dignidad de las personas es echada por tierra y pisoteada con tal de anunciar cualquier producto, véase, por ejemplo, el caso de las colonias o los relojes. Los publicistas proponen personajes irreales y surrealistas y pretenden que nos identifiquemos con ellos.
Todo esto y aunque los responsables no lo admitan, genera confusión y les educa tanto a ellos como a las juventudes en marcos de falsedad y mentira. Aunque no sólo los niños, sino que todos los adultos estamos expuestos a ello. Debemos ser conscientes de lo que se nos ofrece, y ser lo suficientemente listos como para cambiar de canal o pasar página en una revista ante ciertas inmoralidades publicitarias, no muy sonadas o estrambóticas pero a la vista de todos.
Es decir, la publicidad es un vehículo imprescindible para la transmisión de información, de compra y venta entre anunciantes y consumidores; y nadie duda de su gran utilidad. Pero la publicidad de los últimos 10-15 años difiere bastante de lo que hasta entonces conocíamos.